Ir a un “wine bar” y pedir copas de distintos vinos para degustar. Visitar bodegas, recorrer viñedos y conocer a fondo cómo se produce esta bebida nacional. Estas son solo algunas de las opciones que eligen cada vez más los argentinos. La industria del vino se adapta a un consumidor más consciente y exigente. Calidad sobre cantidad, sostenibilidad y vinos de baja graduación encabezan la lista de tendencias. Además, la personalización y las ediciones premium están cada vez más presentes en nuestras mesas.

Mañana es el Día del Vino Argentino, que en nuestro país fue declarado como “bebida nacional”. En el marco de esta conmemoración, hablamos con dos especialistas sobre el presente y el futuro del vino; sobre los cambios en el sector y en los consumidores.

La presidenta de la Cámara de Bodegas y Viñedos de Tucumán, Silvia Gramajo, consideró muy importante que se haya reconocido al vino como un alimento nacional, como parte de nuestra cultura. Sostuvo que los vinos tienen un público cada vez más joven y más interesado en tomar buenos productos y eso es un desafío para la industria.

“El vino es algo muy importante para los argentinos. Nuestro país se destaca porque cada región tiene particularidades diferentes. Nosotros, desde los Valles Calchaquíes, nos caracterizamos por la altura y la amplitud térmica, lo cual le da características específicas a los vinos: tienen alta concentración de azúcar y colores, y son muy aromáticos e intensos”, describió.

Uno de los privilegios de los viñedos y bodegas del Valle Calchaquí , según Gramajo, es que tienen la posibilidad de dejar que se produzca la maduración de la uva. “Acá todo es natural, podemos elegir el día que queremos cosechar; es decir, nosotros podemos tener desde el grado de azúcar para hacer vinos secos hasta cosechas tardías que se hacen después de Semana Santa. Incluso se pueden hacer vinos dulces de uvas tintas. Con la maduración de la fruta y de los distintos varietales, las posibilidades son inmensas”, dijo.

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Gramajo señaló que la actividad creció tanto que ya no solo se circunscribe a los Valles Calchaquíes. También hay producción en la localidad de Graneros y en el Valle de Choromoro, Trancas. “Somos uno de los pocos países que podemos hacer varietales de calidad. Estamos orgullosos de nuestra torrontés, que es la uva autóctona de Argentina. Y se da con características inmejorables acá en el Valle Cachaquí, y sobre todo en Tucumán, por la calidad aromática y de sabor. Eso nos ha dado premios y nos ha ubicado en los mejores niveles de los vinos argentinos”, recalcó.

Cuestión de gustos

¿Cuál es el vino que más gusta en la provincia?, le preguntamos. “El tucumano es muy del vino tinto. Ha empezado degustando mucho el malbec. Pero hoy estamos tratando de posicionar más el torrontés. Se ha encontrado en el torrontés un buen aliado, por ejemplo, para las empanadas tucumanas, para las humitas o los tamales. Va muy bien con la gastronomía regional. El cosecha tardía también está teniendo muy buena aceptación y cada día más porque se lo usa para la coctelería. Tiene muchos aromas y es muy versátil para poder trabajarlo con jugos y con cítricos en general”, describió.

Los jóvenes

A pesar de que el consumo de vino viene bajando en los últimos años en el país, uno de los grandes desafíos para la industria del vino es contener la creciente demanda del público joven. “Estamos trabajando en contener mucho a los jóvenes; esto es, buscar buenos vinos para maridarlos o complementarlos con el tema de la cocina, que está muy de moda hoy, todo lo gourmet. Porque una buena comida merece un buen vino”, explicó.

Reconoció que siguen luchando con la competencia que les han generado desde la industria de las bebidas gaseosas, que intentaron desprestigiar al vino desde los años 80.

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“El público joven está en búsqueda de vivir una experiencia, de conocer regiones, paisajes. Hay mucha movida con el enoturismo. Son consumidores exigentes, que salen en la búsqueda de vinos distintos, que generalmente no se consiguen en los supermercados sino vinotecas o lugares especializados. Es un público que busca la información, que llega a las bodegas no solamente comprando vinos, sino tratando de entender las características del viñedo y cómo se trabaja”, remarcó, y en ese sentido puntualizó que en los Valles la mayoría de los viñedos son orgánicos, lo cual le da un valor agregado al producto. Para finalizar, remarcó que falta apoyo provincial para darle un mayor empujón a la actividad.

La sommelier Romina Soria también reconoció que en la actualidad el consumidor es mucho más exigente porque sabe más de varietales, de colores y de aromas. “Reconoce cuando un vino es bueno o no, se interesa por degustar productos de otras regiones, por conocer nuevas etiquetas aparte de las tradicionales. Investiga, es autodidacta, lee mucha información en internet y en las redes, o estudia, como es mi caso, que empecé con un curso y ahora estoy en una escuela de formación de sommelier”, comentó.

En Tucumán, según dijo, hay cada vez más opciones, hay más catas de vinos, más eventos de maridaje, más talleres de enología. También ponderó que los productores de los Valles se están formando y especializando en el tema y van en camino a estar al lado de las grandes bodegas nacionales.